Undergrand Hotel
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El Staff y los usuarios te damos la bienvenida a Undergrand Hotel (Hotel subterraneo) La prisión federal estadounidense ubicada bajo el suelo de Long Island.
Esta prisión repleta de simple escoria, por no decir que está llena de basura humanizada te da la bienvenida a formar parte de este lugar, ya sea como un prisionero obligado a estar aquí bajo condiciones, o un oficial que es libre de torturar a cada uno de estos. El staff te invita a pasar por los temas en los que se explican la trama y los tipos de personaje que encontrarás aquí, como también estamos abiertos a cualquier tipo de sugerencia que se desee objetar.
Ya que es un foro nuevo y prácticamente en construcción, le pedimos paciencia, sobre todas las cosas. Estamos abiertos a cualquier sugerencia que pueda ofrecer cada uno de los usuarios, los recibiremos con los brazos abiertos. ¡Sean libres de rolear como quieran! Siempre y cuando se deben cumplir las reglas y leer la información para no crear confusión entre aquellos que apenas entienden lo nuevo. Bienvenidos a Undergrand Hotel. El Presidente les desea una buena estadía.

Primer día... ¡Qué problema! (Priv: Johann S. Vasilyev)

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Primer día... ¡Qué problema! (Priv: Johann S. Vasilyev) Empty Primer día... ¡Qué problema! (Priv: Johann S. Vasilyev)

Mensaje por Mikael Müller Mar Ene 08, 2013 7:27 pm

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Mira bien ese cielo chico... Quizás sea la última vez que lo veas - Le dijo el comisario que le llevaba a la tan famosa cárcel subterránea, Mikael solo gruñó molesto, pero de igual forma fue todo el camino mirando hacia arriba, hacia ese azul que no vería si es que no tenía una foto de ello. Suspiró pensando en la cagada que había hecho, debió haber acusado a alguno de los otros como al parecer todos hicieron con él, pensaba que eran sus amigos y ellos ya tenían visto a quien mandar al matadero por si alguna eventualidad pasaba, el corderito que siempre les ayudaba en todo, Mikael - ¿Ya llegamos, viejo? No quiero morir de aburrimiento antes de poder morir apuñalado adentro - Una sonrisa burlona estaba en sus labios, haciéndose, sin lugar a dudas el valiente ¿Qué le tocaría allí? Estaría solo, ¿Tendría que ingeniárselas para poder sobrevivir como le habían advertido? ¿O después de todo podría tener un respiro, quizás aburrirse en esos 25 años que le habían impuesto? No sabía, odiaba no saber qué esperarse de un lugar al que le encerrarían por tanto tiempo, pero sus pensamientos no pudieron vagar por mucho tiempo más, el auto frenaba un tanto de manera brusca frente a una gran alambrada - Ya llegamos niñato... ¿Lo que querías no? Tu última parada... - Susurró algo siniestro esta última frase mientras le daba nuevamente al gas.

Unos minutos más y ya pasaba por las puertas del recinto, mirando por última vez al tipo que le había llevado, dándole como despedida el dedo del medio, haciendo que éste empezara a despotricar contra el pelirrojo. - Espera aquí - Le había dicho otro guardia, uno que parecía mejor no meterse con él, le dieron todo lo que necesitaría dentro de la cárcel y le quitaron todo lo que podría usar como arma y todo lo que le recordara su vida pasada - Mierda - susurró al tener que ponerse las ropas que le habían dado, tenía un lindo número en su pecho, identificándole como un reo de mínima peligrosidad, eso era malo, un nuevo y más encima de los que podías meterte a molestarlos, tendría que pelear mucho más por lo que veía - Sígueme, te dejaré con el guardia que te llevará a la celda - Mikael no estaba cohibido, bueno, no mucho por este guardia, solo estaba callado como nunca mientras miraba todo lo que podía, y asimilaba lo que estaría a su alrededor por mucho tiempo, tan abstraído estaba que se dio contra la espalda del guardia cuando este frenó y le entregó la custodia de este reo al otro, un rubio especialmente alto para Mikael - Ah! Mierda... Lo siento - No quería empezar con el pie equivocado ahí, más porque sabía que si uno se hace malas migas con la gente equivocada, podría pasarla mal.

Dio unos pasos hacia atrás, no muchos por si acaso pensaban que iría a escapar, solo los suficientes para darle espacio al gigantón que le había llevado allí, aunque no tenía una cara de habérselo perdonado, Mikael no podía hacer nada más - Mikael Müller, Nivel I - Dijo el guardia como si no estuviera ahí, dándole los datos al rubio, le molestaba y el fruncimiento en su ceño lo indicaba.
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Primer día... ¡Qué problema! (Priv: Johann S. Vasilyev) Empty Re: Primer día... ¡Qué problema! (Priv: Johann S. Vasilyev)

Mensaje por Johann S. Vasilyev Miér Ene 09, 2013 10:26 am

Esto era en serio. ¿Era en serio? A veces envidiaba la quietud de las celdas de confinamiento solitario. Vamos, debía ser una gran ventaja que no te tocara lidiar con imbéciles criminales todo el día. La única ventaja que restaba, tristemente, era el hecho de tener algún poder u autoridad sobre ellos. Aunque, bueno, sobraba decir que muchos de los reos se la pasaban por el maldito Arco del Triunfo, ignorando mis órdenes una y otra vez. ¿A que se debía? No estaba muy seguro, pero se rumoraba que era porque me veía débil, frágil. Porque tenía cara bonita. Pobre del imbécil que me subestimara en este agujero infernal, porque si alguien me provocaba de la más diminuta manera podía convertirme en un verdadero demonio. No que muchos hubieran tenido el privilegio de conocer el lado más oscuro de mi personalidad. Simplemente daban por hecho que era un carcelero amargado y aburrido. Nada más que la verdad, siendo sinceros. Siendo una cárcel de tan alta seguridad, era raro que llegaran nuevos bichos a mi comando. Y esperarlos como hostess sentado en una de los primeros filtros para recibir nuevos prisioneros era un suplicio porque casi nunca pasaba nada.

Talvez fue por esa razón que mi sorpresa fue tan grande cuando me avisaron que venía un nuevo bichito, Nivel I, el pobre, a meterse a esta pocilga. Fantástico. Al menos podría descansar los ojos del asqueroso blanco en la pared. La primera vez que me habían asignado a aquel puesto cometí el error de llevar un libro, mi favorito, para tratar de pasar el tiempo. Por supuesto, después de la tamaña reprimenda del General jamás había vuelto a intentar distraerme mientras estaba en horas de trabajo. Lo cual era casi siempre. Me limitaba a observar las paredes con un gesto infinitamente aburrido y los brazos cruzados que delataban la paciencia y disposición nula que tenía para tratar con ignorantes y necios. Podía no ser el guardia más malo, pero definitivamente era el guardia con peor carácter de todo Undergrand Hotel. Todo había marchado bien, hasta ese momento. Le dediqué una mirada burlona al nuevo, con una sonrisa que indicaba que me encantaba ver como entraban criminales al infierno. Llámenme sádico, pero era verdad. Me puse de pie para recibir al nuevo y desafortunado inquilino, aun con aquella sonrisa suciamente complacida. Eso justo antes de que tropezara conmigo. Vaya, vaya. Ups, debía pensar el muchachito, sinceramente no era más que un niño con ínfulas de mafioso, un jovencito al que se le había perdido el kinder. Seguramente rozaba muy apenas la mayoría de edad.

Francamente, la situación en la que se encontraba me hizo sentir, ¡Qué ironía! Algo parecido a la lástima. Que no lo viera ningún prisionero de Nivel II o III porque el bebecillo no viviría para contarlo. Sin embargo mi expresión no se movió casi nada, no pude evitar mostrarme ligeramente irritado por el empujón. Aparte, al parecer, la nueva mascota de la prisión era bastante bajito y delgado,a juzgar por su complexión. Sin embargo, no había que subestimar a los pequeños, solían compensar su tamaño en agresividad. Vaya ejemplar de mocoso.
-Mira, niñato. Las cosas claras, ¿Sí? Sólo porque es tu primer día y acabas de llegar voy a ser benevolente.-Si, claro. Inserte sarcasmo aquí. ¿Yo? ¿Benevolente? Era imposible, pero por supuesto, el menor no lo sabía, así que iba a sacar la máxima ventaja posible de ello. Le sonreí, esta vez con aparente amabilidad, acomodándome el cuello del uniforme en un gesto desinteresado, dándome aires de superioridad. La puerta se cerró tras nosotros cuando desapareció el bruto de mi compañero y vi al patético menor trastabillar, dando pasos hacia atrás. Como cordero que se rehusa a entrar al matadero.-¿Cuál es tu número de prisionero?-Dije, inclinándome sobre mi escritorio para comenzar el registro: Muller, Mikael. Nivel I. Pobre jodido. Bueno...lo último no lo redacté, sin embargo le dediqué una mirada impaciente, deseando que me diera la respuesta ya para poder dejarle donde debiera. Al parecer era bastante lento. Tendría que mejorar su capacidad de reacción si quería sobrevivir tan siquiera una semana.-¡Vamos, Müller! No tengo todo el día.-Le insté a darse prisa, mientras pegaba en el piso con la punta de mis bota derecha. Suspiré. Bueno. No había más. Había pedido algo de entretenimiento así que, por lo menos, tendría que agradecerle al niñato Müller que había hecho un cambio en mi rutina. En mi asquerosa y predecible rutina.
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Mensaje por Mikael Müller Miér Ene 09, 2013 2:52 pm

Vaya... Un Guardia constipado por lo que podía ver, uno de esos a los que con ir al baño 2 horas seguidas no hacían nada, debía ser eso, por eso le estaba haciendo la vida cuadritos desde que había puesto un pie en su sector - Si, señor... - Murmuró el pelirrojo a la primera frase dicha por el rubio, tratando de llevar la fiesta en paz, mirando hacia el frente aunque este diera directamente al pecho del guardia, eso le chocaba, ser más bajo que el resto y más aún junto a este... Guardia. A medida que el otro iba preguntándole cosas, la mente del chico se iba distrayendo en cosas sin importancia, ¿Con quién le tocaría celda?¿Se encontraría algún enemigo de la pandilla ahí?¿Cómo conseguiría cigarros? Incluso sus ojos iban vagando por el lugar, a veces al hombre sentado al frente suyo, a los papeles, a la pared detrás del rubio, solo cuando Johann pareció bastante impaciente y gritó fue que Mikael salió de ese ensueño algo cortado, mirándole un poso sorprendido pero rápidamente su expresión cambió a una cabreada si es que no, una más seria- No me han dicho mi número - Murmuró nuevamente, tratando de recordar y mirándose la camiseta del nuevo uniforme que usaría, ahí estaba ¿Por qué no miraba primero antes de preguntarle directamente a él? Tenía ojos ¿Por qué no los ocupaba?

Apretó sus labios por un momento mirando al guardia con cautela, pensando cual sería la mejor frase para molestarlo sin tener que ser tan desagradable, así, si me castigaba y lo veían los otros podía siempre alegar que él fue el que no le entendió ¿Funcionaría como lo planeaba? En todo caso ser castigado significaría que le dejarían aislado, mejor si era por un buen tiempo. Sí, estaba siendo un poco cobarde a pesar de que no lo era pero ¡Demonios! le habían catalogado Nivel I o sea "la fácil", lo mejor sería estar lo más alejado de todo ese montón de testosterona agresiva... Más porque sabía bien que no dejaría pasar ni una de esas miraditas que sin duda obtendría nada más al pasar - Mire... Está en mi camisa... - Tomó un poco de la camiseta que le quedaba un poco grande y la alzó en el lugar del número, un "#00002P" con grandes y negros números dibujados en su pecho - ¿Le sirve? - Cometió el estúpido error de sonreír ladino al rubio, solo lo corrigió dos segundos después cuando el daño estaba hecho. Su cuerpo se tenso por si acaso y su rostro solo podía delatar seriedad.

Ese guardia no le gustaba, su sonrisa delataba que solo la mantenía para molestar al resto, que su carácter era peor de lo que aparentaba cuando habían más de sus compañeros por ahí pululando, un prisionero debería pasarlo mal con ese rubio, pero parecía que se había ensañado con Mikael por alguna razón ¿O estaba jugando con él? No lo sabía, pero ni una de las dos alternativas le gustaba... De alguna manera se vengaría, porque Mikael era así, vengativo cuando le menospreciaban, cuando se burlaban de él y los ojos de ese rubio le indicaban que era un pensamiento acertado - Siento no estar dentro de las expectativas... Señor - Dijo esta última palabra como si fuera casi desagradable de escupirla. Ahí se iba lo cuidadoso, no sabía ni para qué había pensado que funcionaría, sabía de sobra que el primero en joderla sería él mismo.


Última edición por Mikael Müller el Jue Ene 24, 2013 8:09 am, editado 1 vez
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Mensaje por Johann S. Vasilyev Vie Ene 18, 2013 1:06 pm

Al principio, la aparente sumisión del menor me dejó complacido. Parecía, al menos, tener la más remota idea de lo que sucedía en las cárceles. Ellos eran peor que esclavos, casi animales, y una vez dentro nada ni nadie podría salvarlos del destino cruel que les esperaba dentro de las impenetrables paredes.-Mi nombre es Vasilyev. No te olvides de mí, niño. No te conviene.-Le dije, para que se dejara de dirigir hacia mi con aquel tono impersonal y frío. Quería su miedo y su respeto, pero quería que fueran íntimos. Así serían aun más dolorosos para él. Jamás podría olvidarse de mí, y esa era mi intención. Lo saqué de su ensimismamiento con un tirón en el brazo. Al parecer se preguntaba lo que se pregunta todo reo. ¿Moriré ahí dentro? ¿Me violarán? ¿Quién será mi compañero? Nimiedades. Ni la Madre Teresa de Calcuta podría conseguir que el resto de los reos fueran considerados o amables con los nuevos. Es más, los nuevos, sobre todo los más jovenes, eran los que sufrían los destinos más crueles. Sonreí con diversión anticipada hasta que conseguí volver a llamar la atención del menor. Pobre estúpido. Si no abría bien los ojos no duraría ni un día ahí.-Es una pena. ¿Desde ya quieres pasar la noche en la celda de castigo? Te enviaría al confinamiento solitario, pero para alguien como tú aquello sería un premio. Si te pones de insolente, te puedo enviar a hacer una visita con los del Nivel III. A ellos les encantan las caras nuevas.-

Me relamí los labios con crueldad al notar los indicios de que este se rebelaría. Ah, gracias a su actitud desafiante tendría una escusa válida para ponerle una buena paliza, para recordarle que, al final del día era a mí a quien tenía que complacer si quería vivir. Y, después de la paliza, lo enviaría a ser la nueva princesa del Nivel III. Probablemente pensaba que tendría suerte y lo enviaría a Solitario. Odiaba solitario. A menos que fuera por meses enteros...me fascinaba como empezaban a perder la cabeza, sus gritos y alaridos una especie de retorcida sinfonía que me inspiraba a llenar los pentagramas de notas, casi de una manera compulsiva y desesperada.-¿Te crees muy listo, eh?-Le dije, con el tono serio y grave, tomándole por la garganta, estrujando, cortando su suministro de aire con solamente una mano. Tenía la fuerza suficiente para hacerlo, mientras clavaba mis ojos en los del menor. -Pues te tengo noticias...Aquí no tienes permiso ni siquiera de ser listo. Vuelve a sonreírme, ladino, así, y te enviaré derechito a la celda de Zolf Kimblee. Aquí no eres más que carne. ¿Crees que los detendré cuando vayan a violarte? No...Apostaré con los otros guardias a ver si sangrarás o llorarás primero. Como la niña estúpida que eres.-En ese momento por fin lo solté, mirándolo caer de rodillas con un aire cruel y divertido. La segunda frase si consiguió hacer mi orgullo rugir, león desesperado. Se ganó una patada a la mejilla con la punta metálica de la bota.-De pie, niña. -Le di un puntapie, esperando que se pusiera de pie con los brazos cruzados y un aire de superioridad que probablemente le irritaba, le molestaba muchísimo. Que se atreviera siquiera a alzarme el puño y le pondría la paliza más violenta que se pudiera imaginar. Tenía que entrenarlo, como a los perros, a no morder a la mano que les da de comer.
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Mensaje por Mikael Müller Jue Ene 24, 2013 8:02 pm

El guardia Vasilyev... El rubio sin corazón... El hombre que lo quería ver quebrado al parecer, quería que le entregara algo que ya no poseía por nadie, respeto. Parecía que podría haber hecho bien su papel de sumiso, de un reo cooperativo, como lo debería haber hecho si quería sobrevivir más de unos pocos días y sin violaciones de por medio. Se había equivocado con él, había hecho algo demasiado estúpido, el tentarle, el darle una oportunidad para hacer lo que quisiera, había sido un desastre y lo comprobó cuando sus amenazas le produjeron un suave escalofrío por la espalda... Había visto a través de él y el rubio supo qué era el mejor castigo para el pelirrojo.

Lo vio venir, pero no alcanzó a echarse hacia atrás lo suficiente como para rechazarlo - ¡Ngh! - Su garganta se cerraba con esa presión sobre su cuello, sus manos rápidamente se fueron a la muñeca y el antebrazo del guardia para hacerlo soltarle, Mikael tenía algo de fuerza, pero a mano limpia no era nada en contra de alguien mayor y mucho más grande que él, lo suyo era la pelea con armas y la agilidad, anulabas sus tiempos de reacción y podías tenerlo como ahora lo tenía el rubio... Desprotegido y al borde de pedir con su mirada que le soltara, pues tenía cierto miedo a la asfixia. Apenas podía escucharlo pero las amenazas seguían llegando ¿Quién era ese tipo que había mencionado?¿Por qué le estaba diciendo eso ahora? Trató nuevamente de soltarse pero el guardia lo liberó y su cuerpo cayó como estropajo en el suelo.

Mikael tosía como loco, se agarró la garganta sintiendo todavía los dedos del tipo presionando su tráquea y le dejó un ardor junto a una linda zona roja en todo lo que la mano del rubio tocó - Mal... cofcof Maldito... - Dijo antes de volver a darle más cosas para que volviera a atacarle, no podía callarse, menos cuando querían aplastarlo, daría batalla, sería lo más desagradable posible... No quería que le domaran, lamentablemente eso es lo que tratarían de hacer allí.

Estaba muy ocupado buscando respirar normal, el aire venía a él ahora y también un repentino dolor en su cara, y un movimiento rápido que le hizo caer hacia un lado, tapándose el lugar que fue pateado, demasiado dolor, nunca había recibido una patada en el rostro, removió un poco su lengua en la boca y al tragar saliva sintió un gusto a sangre, se había mordido y su mejilla rápidamente tomó un color rojo mientras se iba hinchando justo en el pómulo, por debajo del ojo, ese golpe cuando quedara morado se vería muy feo. Cerró sus ojos con el golpe por eso cuando estuvo mucho tiempo sin moverse otra patada fue recibida, haciéndole apretar los dientes y hacerse bola en el suelo, pero le estaban esperando, que se levantara había dicho... Maldito... Poco a poco fue sentándose en el piso y de ahí le miró en una manera asesina, todavía con la mano en el rostro para que el aire no hiciera doler más el golpe, apretó aún más los dientes y fue levantándose hasta quedar bien parado en frente del rubio, su pose todavía orgullosa, sin rendirse - Pero qué pedazo de mierda eres... - Ya dejando bien de lado cualquier intento de controlarse, sentía la urgencia de vengar el golpe, ver que el rostro del mayor también tuviera marcas, le picaban las manos por rasguñarlo aunque sea - Te aprovechas... - Bajó la mano dejando el golpe al descubierto ahora que dolía un poco menos, pero latía, la cara interna de la mejilla también había sufrido pero nada muy grave - Jhm... Vaya veo que con poco te he puesto de malas... - Volvía a incitarlo, quería ver hasta donde llegaba, así podría atacarlo también sin culpas aunque después se llevara la peor parte.
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